Teatro y cine, visitas virtuales y presenciales, música en directo o grabada y postproducida. Estos son algunos de los ejemplos duales en los que se nos puede presentar lo que de primeras parece el mismo producto artístico: una narratividad, observar obras pictóricas o escuchar música.

La actriz Alba Flores que aparece en diversas series y en la obra de teatro de Bertolt Brecht: La excepción y la regla habla de la diferencia entre ver una serie en tu casa e ir al teatro. Para ella, ir al teatro supone una experiencia común que te invita a desplazar el cuerpo (que también es parte de la experiencia y la obra estética) y al pensar colectivo de las personas que deciden compartir ese espacio.

El “slow cinema” puede parecer profundamente vacío y aburrido si no entendemos la diferencia entre las visitas presenciales y las visitas virtuales. La diferencia entre ellas reside en que simplemente son experiencias diferentes: por el espacio en el que acontecen, la disposición corporal a la hora de vivirlo, nuestra relación con el entorno etc. En definitiva, para entender esto tenemos que ampliar la definición de experiencia estética a la experiencia al completo. En una visita virtual no solo vemos las obras de arte que hay en un museo, sino que también estamos en un espacio determinado que no es ese museo como puede ser el sofá de mi casa, una clase de la universidad etc. Solo entendiendo la experiencia artística así podremos valorar el slow cinema. Esta vertiente del cine cuestiona las películas sobre expuestas a la constante actividad y a estímulos continuos. Nos sitúan en un espacio que en muchas cosas no es ni narrativo. En algunas ocasiones nuestra mente vuela, vuelve al film, comparte espacio con otros cuerpos etc. Eso es la experiencia estética y no únicamente la producción fílmica en si misma. Jonas Mekas es un interesante ejemplo sobre esto. Su obra artística es simplemente la cotidianidad: http://jonasmekas.com/365/month.php?month=1